Así que decidimos aprovechar el pasado puente y juntarnos en la casa de una ama con los enanos y hacer lo que buenamente pudiéramos. ¡Craso error! Los txikis llevaban tres días sin verse, y el reencuentro fue apoteósico... al menos para el orden de una casa. Madre mía. ¡Ellos sí que armaron el belén!
El caso es que algo pudimos presentar al concurso del cole, y la verdad es que mal del todo no nos quedó...
Vacíamos varios huevos y los lavamos, lo que nos serviría de cuerpos para todos los personajes del belén. Todos los huevos eran de gallina menos el del niño Jesús, que ¡era de codorniz! Con los huevos vacíos, los pintaron y decoraron las coronas con gomets. ¡Una buena forma de recordar las formas y colores!
El cielo empezaron a pintarlo a "puntutxus", delicadamente con sus deditos... pero se emocionaron y dieron rienda suelta a sus manos e imaginación. La pelea de dedos untados en pintura azul pitufo acabó con varias prendas manchadas, pero ya sabíamos a lo que nos exponíamos...jejeje.
El suelo lo hicimos con cortezas de sacar punta a varias pinturillas, la cuna de Jesús con medio rollo de papel higiénico y el árbol de Navidad (¡que mola un montón!!) es una piña decorada con bolitas que hicieron de plastilina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario