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Selva de Irati con niños

Hace ya dos fines de semana que nos fuimos a visitar la Selva de Irati en Nafarroa, un destino que nos queda relativamente cerca y que teníamos muchísimas ganas de conocer... ¡¡Ya era hora de que nos animáramos porque, sin duda, vais a ver que esta salida merece la pena!!


Fuimos dos familias desde Basauri y el pueblo elegido como "campo base" fue Otsagabia. El viaje se hace un poquito largo (dos horas y media más o menos) pero íbamos tan animados, tanto los txikis como los grandes, que no nos supuso mayor pega. Nuestro alojamiento, de diez. Una increíble casa rural (www.casamaestroxar.com) situada en el centro de esta maravilla de pueblo. Mezcla de lo tradicional con lo moderno, cuenta con tres habitaciones de dimensiones "gigantes" , con baño completo  también enorme en cada una de ellas. Totalmente equipada y lo mejor es su ambiente muy, muy acogedor.


Y apenas llegar, casi lo primero que hicimos fue aprovechar la barbacoa que tiene en el jardín para preparar una cena en condiciones con productos de la tierra. Aunque hacía un poco de frío y no había demasiada luz... la ocasión lo requería.


El sábado, día fijado para nuestra excursión, amaneció muy nublado y amenazaba lluvia, pero la mañana nos respetó y pudimos disfrutar de ese incomparable paraje que es la Selva de Irati. Nos dirijimos hacia "Casas de Irati", donde hay un puesto de información y también aparcamiento. (Cuidadín con el camino que vienen curvas!!)


Escogimos una ruta que habíamos leído en Internet que era adecuada para hacer con txikis: "El Paseo de los Sentidos".  Fue muy divertido hacer ese camino porque atravesamos tremendos barrizales y hasta tuvimos que cruzar el río... ¡¡dos veces!!  ¡¡Cómo la gozaron los enanos!! Y como todavía teníamos algo de tiempo, después hicimos otro paseo hasta la cascada del Cubo. Otra estampa maravillosa.


Verles correr, saborear el aire libre, la naturaleza, sus ojitos escrutadores que  tratan de abarcar todo...  Intentar responder a sus miles de preguntas ante ese inmenso paisaje que se abre a sus pasitos... Es una experiencia inolvidable y destacar, sobre todo, que momentos así no tienen precio.


Comimos allí mismo, en el bar Casas de Irati, el único restaurante que hay por allí cerquita. Decir que suele tener muchísima gente y que si no reservas puede que toque esperar bastante. Nosotros lo reservamos unos tres días antes y genial.

Ya por la tarde volvimos a "nuestra casita" y como llovía bastante nos montamos un "txikiplan culinario". Nos pusimos el delantal para convertirnos en "masterchefs"  y estuvimos preparando con los peques pizzas y panecillos. ¡¡Los renacuajos disfrutando de la actividad y de pasar tiempo con los aitas y amas y la cena en marcha!! ¡¡Plan perfecto!!



El domingo ya para rematar el finde, aprovechamos la mañana para dar una vuelta por el pueblo, tomar algo y hacer alguna compra. Una localidad preciosa Otsagabia, rodeada de naturaleza a raudales que hay que ir a conocer. Nosotros, sin duda, volveremos. Lo que no entendemos es por qué no lo habíamos hecho antes... 😊😊


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